Una vez dije esta frase, de broma con unos amigos, dirigiéndome a mi marido y a mi perro, y haciendo alusión a lo protegida que me sentía con ellos dos.
Pues ahora se confirma, que si Dios quiere seguiré igual o más protegida por ellos y es que por fin sabemos el sexo del bebé: un niño!!
Estoy muy contenta. En realidad me daba igual, niño o niña, porque creo que es algo tan maravilloso que nos está sucediendo que la cabeza no me da para más, para pararme a pensar si yo prefería una cosa u otra.
Me dio un poco de pena por mi mami, porque ella estaba tan entusiasmada pensando que quizá sería una niña...., pero se recuperó pronto!!
El padre sí que está orgulloso, ¡¡un niño para llevárselo al monte!! Supongo que a una niña también se la podría llevar, siempre y cuando no sea como yo, que pienso que el monte para los conejos.
Pronto iré a la eco de las veinte semanas, y estoy deseando volver a verlo. Me encanta ver cómo mueve sus manitas, cómo se da la vuelta, cómo se escurre....
Ahora estoy en una etapa de absoluta relajación. Había escuchado que las embarazadas nos volvemos histéricas y volvemos histéricos a nuestros maridos con nuestros caprichos e ideas absurdas. Creo que eso sólo le pasa a quien no tiene problemas para tener hijos. Con todo lo que hemos pasado para llegar hasta aquí, con todo lo que hemos compartido, y todo lo que nos hemos apoyado, ¿quién tiene ganas de discutir? Lo único que me apetece es darle besos y contarle lo feliz que me siento notando cómo se mueve e imaginando cómo será nuestra nueva vida, con un macho más en casa.